martes, 30 de marzo de 2010

Tempestad


Olvidé morir... ¿Habrá reparo?
Dejé sola mi soledad, y no por castigo.

Aunque tus ráfagas
hagan trizas las ventanas
jamás sabré, viento,
a qué has venido.

¿Despertarán las piedras?
¿Vendrán a visitarme los caminos?

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