martes, 30 de marzo de 2010

A la memoria


Mi abuela calzaba zapatos de mimbre
que mecían mi infancia a puro color.
Sus rubios cabellos colgaban de frente:
un blanco perfume que me conquistó.
Jugaba a quererme vestida de lino y,
por su suave reloj,
pasaron los años corriendo a mis hombros,
y ahora de mimbre los pies tengo yo.

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